"Había un gorrión minúsculo que, cuando retumbaba el trueno de la tormenta, se tumbaba en el suelo y levantaba sus patitas hacia el cielo. -¿Por qué haces eso? -le preguntó un zorro. -¡Para proteger a la tierra, que contiene muchos seres vivos! -contestó el gorrión-. Si por desgracia el cielo cayese de repente, ¿te das cuenta de lo que ocurriría? Por eso levanto mis patas para sostenerlo -¿Con tus enclenques patitas quieres sostener el inmenso cielo? -preguntó el zorro. -Aquí abajo cada uno tiene su cielo -dijo el gorrión-. Vete... tú no lo puedes comprender..."
Anónimo Turco