"Thorvald, el hijo de Björn Skafin, vivía en Njardvik tras la muerte de su padre y cuidaba de su hogar con gran esmero, pues todas las cosas que poseía eran muy valiosas: por ejemplo, un robusto barco de pesca.
Se comenta que cierto día partió remando hacia un banco de pesca llamado Caldero Profundo; al poco de llegar, se echó una niebla tan densa que no se podía ver nada y a duras penas se distinguía más allá de una braza de la proa de la nave. Por si esto fuera poco, además se levantó un fuerte oleaje, así que no pudieron permanecer mucho en el barco de pesca. Thorvald ordenó a la tripulación que remaran contra el oleaje, pero fue en vano, por mucho que se esforzaban el banco era arrastrado en dirección contraria como si lo empujara una fuerte corriente. Esto continuó durante largo tiempo hasta que avistaron tierra firme y entonces se dieron cuenta que el barco se dirigía a una cueva al norte de Njardvik, llamada Cueva de Kogur que, a su vez, se abre en el interior de otra enorme gruta que se denomina la Cueva de Kogur-Grim. El barco se internó en ella transportado por una poderosa corriente de aguas turbulentas.
Tan pronto como Thorvald vio a dónde se dirigían su barco, apremió a la tripulación a que se pertrechara con garfios y palos que tenían abordo para tratar de salir de la cueva a la menor oportunidad que se presentara. Incluso él mismo tomó una hacha grande y se aproximo a la proa. El barco penetró en la gruta y, justo en mismo instante en que la quilla tocó fondo una gigantesca mano agarró la nave por la borda. Pero Thorvald, que permanecía muy atento, cortó los dedos de la monstruosa mano con su hacha y estos cayeron dentro de la nave.
La tripulación estaba puesta con las pértigas y, obedeciendo la orden de Thorvald empujaron el barco hacia la salida de la cueva. En ese momento una gran roca cayó junto a ellos procedente del interior de la gruta. Aunque no dañó la nave fue a parar tan cerca que provocó grandes olas. A pesar de todo Thorvald y sus hombres consiguieron salir con bien de aquel lugar hasta allegar a Skalanes, donde descansaron por un tiempo; posteriormente remaron hacia los bancos de pesca y en esta ocasión lograron muy buenas capturas.Thorvald guardó los dedos del troll para enseñárselos a la gente y todo el mundo convino que eran enormes y horribles".
Leyenda de la Mitología Nórdica
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